La destruccion de Siria en las profecias biblicas
La destrucción de Siria en las profecías bíblicas
Siria es el mayor enemigo en la historia reciente del Estado de Israel. Los más crueles, los más peligrosos, que hicieron temblar a Israel en la guerra de Yom Kipur (1973), hoy por hoy, más allá que nos guste o no, se encuentran viviendo un colofón sin precedentes.
Siria, el país del venenoso Bashar Al Assad, aquel que en el pasado fue refugio de nazis que escapaban del castigo ante la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Aquel país donde fue torturado y colgado Eli Cohen, un 18 de junio de 1965, y su cuerpo no fue devuelto a Israel a modo de venganza eterna.
En estas horas decisivas, Siria que apoya a Hezbollah, aliado de Irán en la región, se desangra por todos los costados en una guerra fraticida, obvio con participación extranjera cuyo saldo es de aproximadamente 470.000 muertos en cinco años, 1,9 millones de personas heridas y más de 5 millones de refugiados.
Nido de víboras
Siria parece ser el refugio dilecto, para toda clase de asesinos de judíos. Recientemente el terrorista asesino (abatido) Samir kuntar, que formaba parte del comando que atacó en Nahariya (1979), en lo que se denominó operación Nasser por sus perpetradores. Además brindó casa y refugio a miembros del Hamás como fue el caso de Khaled Mashal, que hoy sigue dirigiendo desde Qatar nuevos atentados y crímenes (tanto en Gaza como en Cisjordania) para eliminar judíos.
Y más profecías
“Cesará la fortificación de Efraín y el reino de Damasco, y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel” (Isaías 17,3), y remarca luego Jeremías en el 49,23: “Acerca de Damasco, D’os dijo: las ciudades de Hamat y Arpad ya recibieron la mala noticia y no hay nada que las consuele, ¡están inquietas y agitadas como olas del mar!”
Pasado o presente, la reflexión final sobre Siria
Decía el profeta Amós: “Así ha dicho Hashem: por tres pecados de Damasco, y por el cuarto no revocaré su castigo: porque trillaron a Galaad (lo que es Jordania) con trillos de hierro. Es decir, Isaías en el 740/739 a.C., Jeremías hacia el 627 a.C., y Amós entre los 765 y 753 a.C ya proclamaron la destrucción de Siria (Asiria de la antigüedad).
Seguro cada uno piensa distinto. Este que escribe sostiene que D’os termina castigando a los enemigos de la simiente del patriarca Jacob. Todo está calculado en el plan y en el juicio divino. Nada se pierde, sea o entiéndase una lágrima, una vida segada, una congoja o cualquier clase de angustia o vejación.
Seguramente y para concluir, de manera encubierta (maquillada) estamos asistiendo a la concreción de hechos proféticos. La mano de D’os extendida dispuesta a hacer juicio contra el gobierno y el país de aquellos que asolaron a su “Paloma” tal como se expresa o alude de la comunidad de Israel (Cantar de los Cantares del Rey Shlomó).
Esto, más allá de todo cálculo o consideración o contemplación o tristeza que como judíos podamos sentir por el sufrimiento ajeno, aún el de aquellos en el pasado fueron los más crueles de toda crueldad. El hombre piensa y especula limitadamente, pero el Todopoderoso sabe lo que hace y cuál es la justa dosis y extensión que este pueblo Sirio debe padecer, hasta la pronta y esperada llegada del Mashíaj -hijo de David en nuestros días. Amén.